viernes, 31 de agosto de 2012

Abres tu Kitty Bag del día y dentro encuentras...

... ensalada con semillas de girasol.
¡Caramba, qué inesperado! ¡Qué excelsa fusión de sabores!

Las semillas de girasol me gustan desde el principio de los tiempos. Tengo varias anécdotas divertidas relacionadas con ellas, que reservaré para entradas futuras.
También los girasoles me gustan, no están dentro de mis flores favoritas (mis favoritas son los jazmines, por si les interesa) pero, al igual que las margaritas, me parecen tan lindas y simples a la vez que me cautivan con su sencillo diseño.
Eso me recuerda a una experiencia que tuve hace unas horas: luego de un episodio TERRIBLE en el que descubrí una cucaracha en el ropero, me di a la tarea de volver a limpiarlo y deshacerme de varios papeles y cosas viejas que, de ser sincera, ya no tienen valor sentimental para mí. No me confundan con una persona fría: siempre fui una persona que vivió muy aferrada a sus recuerdos y a su pasado. Sólo que, hoy en día, le tengo respeto a mi pasado (a no confundir con cariño, que no es lo mismo) ya que él me hizo la persona que soy ahora. Una persona con la que estoy bastante conforme pero que, a la vez, dista mucho de la que solía ser.

Y, revisando los estantes, encontré (entre muchas otras cosas) unas flores envueltas en papel celofán. Unas margaritas amarillas, aplastadas por el paso del tiempo y el peso de todas las otras porquerías que atesoré a lo largo de estos años.
"¿De dónde salieron ustedes, chicas? - me pregunté por dentro.
El recuerdo llegó de inmediato a mi mente, a la misma velocidad que llega el olorcito del camión de la basura en una noche de verano.
"Ah, estas flores me las regaló el Gordo Diego" - pensé, mientras llevé las flores sin pensarlo hacia la bolsa de basura.
Fue en ese momento que sentí como si una mano invisible me sujetara el brazo, impidiéndome terminar con mi acción de botar esas flores como la cosa sin valor que sentía que eran. Una mano pequeña, pero segura, seguida de una voz extrañamente familiar: - "¿Las vas a tirar? ¿Así como si nada?".

Después de un adecuado silencio, miré para el costado y pude ver quién era esa persona: era yo, a mis 15 años.
- "¡Ah, hola Bastit del pasado! - dije.
- "Hola, Bastit del futuro" - respondió.
- "Más bien soy la del presente, pero no quiero confundir más la cosa con tecnicismos" - dije, sonriendo.
- "No me cambies de tema... las flores. ¿Qué vas a hacer con esas flores?" - me miró seriamente.
- "Las voy a tirar..." - le dije, encogiendo los hombros.

La cara de sorpresa de mi pequeña amiga del pasado fue irreproducible.
Intenté seguir conversando con ella, intentando hacerle comprender más claramente la situación: - "Mirá, sé que suena muy loco lo que voy a decirte, pero Diego ya no te gusta más. De hecho, no te gusta hace MUCHOS años"
- "No me sorprende, supuse que no íbamos a llegar demasiado lejos" - respondió con tristeza.
- "No, no entendés. No sólo no te gusta, te cae mal. Te cae tan mal que, si lo ves en la calle, lo evitás como si fuera la plaga. Y, si te llama por teléfono, preferís sentarte a mirar cómo se seca la pintura a hablar con él" - le dije, intentando contener una carcajada.
- "Eso sí me sorprende".
- "Los años no pasan en vano, pequeña. Pasaron muchas cosas desde ese momento. Es por eso que estoy tirando estas flores..." - le dije, mientras me dirigía nuevamente hacia la bolsa de basura. - "Como verás, ya no significan nada para mí".
- "Pero... significan el mundo para mí" - respondió ella.

Nuevamente hubo un silencio, hasta que mi contraparte me dijo: - "¿O es que acaso no te importa eso? ¿No lo recordás? ¿No recordás lo que lloré y lo que luché para conseguir esa pequeña demostración de cariño de su parte? Él era mi mundo en ese momento, él era la persona que amaba, y esas flores fueron un alivio para todo el dolor que sentí a lo largo de ese año y medio. Sé que ahora pueden no importarte, pero a mí sí".

Simplemente, no pude responderle. El nudo en la garganta que tenía era tan grande que cualquier respuesta verbal iba a venir acompañada de una catarata de lágrimas.

Respiré hondo, tomé las flores y las volví a guardar entre las páginas de un cuaderno viejo lleno de garabatos.
Le dije: - "Tranquila, yo me voy a encargar de que tu pequeño tesoro esté a salvo".

Bajé de la silla en la que estaba parada y la miré directo a los ojos. Le di una palmada en la cabeza y, al notar que somos de la misma exacta estatura, le dije: - "Parece que no creciste mucho a lo largo de estos años".
Ella sonrió y me contestó: -"Al contrario. Crecí más de lo que me imaginé".

Y así como vino, se fue.


Photobucket



Muchas gracias por elegir The Kitty Bag.
Vuelve mañana para recibir una nueva Kitty Bag para disfrutar.


¡Abur!


Teniente General Bastit, demostrando que la justicia es la espada del sabio en la guerra de la vida ®

lunes, 12 de marzo de 2012

Abres tu Kitty Bag del día y dentro encuentras...

... tostadas con manteca... y una colilla de cigarrillo sobre la manteca.
¡Pero...! ¿Qué carajos? ¿Por qué alguien se cagaría tanto en mí como para apagarme un tabaco en la tostada?
Bueh... la verdad es que no me sorprende mucho, caramba. Al menos no después de haber estado buscando trabajo, tal como lo he estado haciendo asiduamente en los últimos seis meses.
La cantidad de avisos insultantes y cosas irrisorias que vi en este tiempo no tiene nombre. Cosas como: "¡Vení a trabajar para nosotros 6 días a la semana, 12 horas por día, por 1500 pesos al mes! No olvides de traer tu currículum y tu título universitario porque nos quedamos sin papel higiénico en el baño" o "Requisitos: tener de 20 a 25 años y un mínimo 34 años de experiencia en manejo de partículas subatómicas y manejo de 3 lenguas muertas", e incluso cosas como "Buscamos gente que esté recibida con honores en las materias de Psicología Freudiana Avanzada, con doctorado en Tu Vieja, y ganadora del Premio Nobel de Literatura para limpiarle el culo a nuestro hijo de 2 años".

Es por eso que, ya que la gente se caga en mí, decidí cagarme un poco yo en la gente y, al ver que ya había enviado todos los currículums que pude enviar en un día, decidí intentar suerte por otro lado. Dicen que "El que no intenta no gana", así que ¿por qué no darle una oportunidad a nuevas experiencias laborales? ¿Por qué no expandir mi búsqueda a nuevos horizontes?
Ingresé la palabra "Nuclear" en el buscador de trabajos, y saltó un único resultado, al cual envié el siguiente e-mail:




Realmente espero que la respuesta sea positiva. Tengo grandes planes para esos deliciosos súper poderes de los que TANTO estamos hablando.


Muchas gracias por elegir The Kitty Bag.
Vuelve mañana para recibir una nueva Kitty Bag para disfrutar.


¡Abur!


Teniente General Bastit, demostrando que la justicia es la espada del sabio en la guerra de la vida ®